Algún día...
- Sergi Campo
- 12 mar 2015
- 2 Min. de lectura
Esta mañana, mientras desayunaba, he aprovechado para pasearme por las redes sociales, así, como quien no quiere la cosa, "stalkeando", que le llaman ahora, cotillear, que le han llamado toda la vida, para intentar saber algo más de la gente que me rodea y me importa, de aquellos a los que quiero, aunque haya pasado el tiempo y la relación no sea tan fluida como antes.
Por el camino me he dado cuenta de cómo han cambiado las cosas, del daño que nos hemos hecho y que no es verdad eso de que el tiempo todo lo cura, que el tiempo solo pasa y si uno quiere curar las cosas tiene que salir ahí fuera y hacer por ponerle remedio.
Pero no es el momento, quizá lo fue o lo será, o ya no exista el momento para arreglar todos los errores del pasado y estos nos acompañen como una losa que nos hace agachar la cabeza y no poder ver más allá del suelo, perdiéndonos un sinfín de nuevas experiencias y una sonrisa por la que valga la pena levantarse y salir a comerse el mundo.
O quizá soy yo, que me he olvidado de echarle azúcar al café y es por eso que hoy el día ha empezado amargo, pero con un regusto final más que interesante, como pido a un buen café. Quizá la vida es eso, superar el primer golpe, y el segundo, tercero y cuarto si lo hay, pero hacerlo porque más allá del impacto hay algo que llama nuestra atención, algo que nos pide que sigamos a pesar que nuestros sentidos nos digan que no, que nos hace más daño que bien.
Y ahora, que vuelvo a leer lo escrito hasta el momento, no sé cómo me he ido por las ramas, no era esta mi intención, pero no voy a cambiarlo, me gusta, hace mucho que no me sentía escritor y necesitaba dar rienda suelta a mi imaginación y al pequeño, pequeñísimo, minúsculo e inexperto, quizá autor del guión que dé el Oscar, por fin a Di Caprio, o, más seguramente, autor de un blog de poca monda que se jacta de ser leído y comentado por cuantas... ¿20 personas?, me paso, seguramente.
Pero a lo que iba, volviendo al "stalkeo" matutino, me he dado cuenta, sobretodo, del daño hecho, a lo largo de los años, a esas personas por las que hubiéramos dado más de lo que dimos y a las que ahora no sabemos como mirar a los ojos. Y si, algún día arreglaré todo el daño que hice, lo prometo, y quizá eso me permita despertarme con una sonrisa y levantar la vista del suelo, pero hoy no, no es el momento.
Algún día lo haré, prometido, pero por el momento seguiré tomándome el café sin azúcar.

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