top of page

Diario de un gato

  • Daniel Vilches
  • 12 mar 2015
  • 1 Min. de lectura

Espero el momento exacto. Visualizo cada uno de los gestos y movimientos que va a realizar mi cuerpo. Pienso en los posibles finales de esta acción, y me da tiempo, de sobras, de llegar a una conclusión: ahora o nunca. Ahora.

Soy suficientemente sensato para saber que, en este momento en el que solo tengo contacto con el suelo gracias a mis dos patas traseras, lo mejor que puedo hacer es dar más fuerza al salto con mi valor. Noto cómo mi entorno, tan seco, se transforma en viento fresco. Cómo mi aerodinámico cuerpo adapta su forma a los recovecos en los que el aire es menos denso, permitiéndome ser mas eficaz. Pero sobretodo, noto cómo mi estómago se encoje y ensancha a un ritmo vertiginoso a causa de la adrenalina que me produce el instante.

Cuando mi primera pata llega al suelo mi cabeza se queda en blanco medio segundo, al llegar la segunda pienso que estoy totalmente seguro, que a partir de ahora debo dejar que mi cuerpo responda involuntariamente y me deje caer hasta llegar sano y salvo. Y así es, lo consigo.

Ahora podré descansar en el plácido capazo que me ha preparado Maggie con tanto esmero, y podré seguir limpiando mi cuerpo a base de lametazos mientras observo como mis pequeños corretean y juegan sin parar después de cenar. Mañana ya bajaré de aquí.

asdyrtyuikjyhgfdsff.jpg

 
 
 

Comments


 Buscar por tags 

S

Suscríbete para Obtener Actualizaciones

¡Felicitaciones! Estás suscrito

EL ABISMO

bottom of page