Historias al oído
- Cristina García Bonillo
- 14 mar 2015
- 5 Min. de lectura
La relatividad del tiempo es cuestionable.
Sabes que el ser humano tiene una capacidad metafórica admirable que utiliza para explicar a otras personas cómo se siente en un intento desesperado de comunicación. Últimamente he descubierto que la gente tiene una necesidad casi enfermiza de comunicar, es extraño.
Uno de mis elementos descriptivos favoritos son las analogías ridículas “Se me ha pasado volando” como si volar fuera sinónimo de rápido… “Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos” ¿nadie se ha parado a pensar en todo lo que puede suceder mientras un individuo parpadea? Yo puedo recoger mil almas en lo que dura un parpadeo, puedo dar la vuelta al mundo mientras una paloma baja desde un balcón hasta el suelo. Los seres humanos no sois conscientes de que cuando intentáis comunicar sensaciones podéis cometer el terrible error de ser extremadamente egocéntricos. Todo está medido según vuestra perspectiva, según vosotros lo apreciáis, todo está ordenado para vuestra comodidad y adaptado a vuestras necesidades. Hasta la lengua. Desesperante.
Por tanto, eres un tanto inexacto al intentar explicar un hecho que te ocurrió mediante acciones que cada uno percibe según su esencia. Yo no percibo el tiempo como la mayoría de vosotros, para mí el tiempo es una constante más en el universo, como lo puede ser la materia. El tiempo hace que todo lo que le rodea se transforme, pero el tiempo no se acaba, no se consume, no transcurre, sólo está ahí. Y a mí no me afecta.
Tal vez mi defecto sea que tengo demasiada perspectiva, soy capaz de, si algo no me cuadra, apartarme lo suficiente como para verlo desde el ángulo que me muestra la verdadera realidad del evento en concreto. Vuestro problema es que el tiempo sí que os transforma y no os permite obtener esa perspectiva. ¿De verdad tus problemas actuales, los que te traen de cabeza, los que no te dejan dormir, los que te afectan a nivel anímico, personal y profesionalmente son tan importantes? ¿Son de verdad problemas? Yo cuando me planteo esta duda, giro un poco la cabeza y me alejo. Así los veo desde una nueva perspectiva y comprendo que no son para nada importantes. Un problema siempre tiene solución, pero puede que a corto plazo nadie la encuentre. Créeme, si te alejas lo suficiente, la tiene.
Piénsalo: la gripe española mató a miles de soldados en la Primera Guerra Mundial, ahora se forman colas de abueletes en los hospitales para vacunarse contra la gripe en otoño. ¿La peste? Erradicada. Hace unos años las mujeres morían dando a luz a bebes que no tenían prisa por nacer o no ponían mucho de su parte. Si cambiamos la medicina por la ingeniería, sólo hay que ver cómo corréis al baño cada vez que sentís la llamada de la naturaleza, cómo os calentáis cuando nieva y cómo accedéis al agua en vuestra propia casa. No hay mas que ver que tenéis una casa y hasta hace unos tres milenios tan solo vivíais en cuevas y chabolas de paja. Si algo tenéis que admiro es la capacidad de sobrevivir y de actuar en consecuencia a todos y cada uno de los problemas ambientales que os he ido colocando por el camino. Por algo sois la raza más puñetera a la que me he enfrentado hasta ahora, no sé a qué viene ese instinto de supervivencia. Otros animales mueren y ven morir a sus semejantes sin armar tanto revuelo, vosotros no os conformáis. Tú no te conformas. Si alguien cercano a ti muere quieres saber por qué y cómo se podría haber evitado.
Me jode.
Si te alejaras un poco comprenderías que tu paso por el planeta es efímero y que la muerte no es un problema al que encontrarle solución, es sólo como el tiempo, estoy aquí y no puedes cambiarme, modificarme ni alterarme a tu gusto como habéis hecho con la materia. Gracias a Dios el tiempo y yo seguimos puros.
Somos un cuarteto extraño ¿verdad? Nunca nos hemos llevado bien del todo y eso que somos pocos, las cenas de grupo son bastante sosas y suelen acabar en enfados y discusiones políticas. Cada uno ve el planeta con unos ojos y cada uno lo llevaría de una manera. Hubo una época en la que nos llevamos genial, Vida, Muerte, Tiempo y Materia éramos extraordinarios. Trabajábamos juntos, nos enviábamos regalos pero sin influir nunca en las decisiones que el otro tomaba y jamás nos inmiscuíamos en el trabajo del compañero. Vida y yo nos llevábamos especialmente bien, estuvimos saliendo un tiempo pero no llegó a cuajar mucho. Tenía demasiado trabajo, y, en consecuencia, yo también. Hubo una vez que me saturé de tal manera que lo mandé todo al traste con ayuda de Materia. Vida se enfadó muchísimo y rompimos. He de decir en mi defensa que la cantidad de especies que estaba creando me sobrecargaba de trabajo y ella no sentía hartura. De todas formas, tenía que haber dejado vivo algún dinosaurio, habría sido más divertido ver quién habría dominado el planeta de esa manera. Os lo he puesto muy fácil.
¿Ves cómo el tiempo es plástico? ¿Lo entiendes? Yo hablo de cuando tu especie aún no existía como si fuera ayer y tú no eres capaz de olvidar esa bronca que recibiste hace un par de días y el sentimiento de inferioridad que no te abandona.
¿Quieres que te cuente una historia? Tal vez te sientas mejor, o peor. No tengo ni idea. No sabría utilizar una metáfora para poder hacerte entender lo que pretendo con esta historia. Si quieres le digo a Tiempo que te cuente alguna, se le da mejor y es más teatral relatando, yo tiendo a concretar y ser más borde.
Vamos a ser amigos ¿vale? Voy a visitarte cada día durante un par de meses y te voy a contar una historia. Me la puedo inventar si quieres, pero perdería detalles y ya sabemos todos que los detalles son la clave de una buena historia. Así, con mi relato se te hará más corta la espera, podríamos decir que se te pasarán estos meses en un abrir y cerrar de ojos. Y cuando acabe mi historia, recogeré tu alma y nos iremos juntos a conocer al resto de la panda.
La quimioterapia suele ser aburrida, larga, incómoda, tediosa… Puede que te enfades con el mundo, con tu familia, con los doctores. Te vas a enfadar con todos los que te rodeen y, a medida que me veas con más claridad, más te vas a enfadar conmigo. Pero sabes que es lo que hay que hacer, te vas a empeñar en luchar contra mí. “Quien avisa no es traidor” es uno de mis dichos favoritos. Sabes que voy a venir, te visitaré cada día y el día que te vea preparado te llevaré conmigo. Hasta entonces, te contaré esta historia Carlos.



































Comentarios