Mariposas en el estómago

Aprovechó que todos dormían para escapar, se levantó despacio procurando no hacer ruido, salió de la casa y corrió hacia el bosque; de pronto se percató de que se le olvidaba algo, lo que hizo que volviera sobre sus pasos; tras un pequeño rodeo se dirigió hacia el cobertizo, busco la llave bajo la pequeña piedra color azul que se encontraba a un lado de la puerta-. Una vez dentro del pequeño habitáculo se tomó su tiempo para tranquilizarse, respiró hondo y se tomó unos segundos en asegurarse de que todo permanecía en orden; miró a su derecha y allí estaba: el cazamariposas, reposaba junto a un pequeño atrapasueños en el interior de una caja de zapatos, junto a otros objetos inservibles, en lo alto del viejo armario; acomodó no sin esfuerzo el taburete que su abuelo utilizaba para el ordeño y se subió en él, aún tuvo que realizar un último esfuerzo y ponerse de puntillas antes de alcanzar los preciados tesoros que tanto anhelaba-. Introdujo el atrapasueños en el bolsillo de su vestido, agarró el cazamariposas en su mano izquierda y echó a correr; tras unos minutos que se le hicieron eternos llegó al lugar indicado, un pequeño claro en medio de aquel bosque inanimado -alzó la mano izquierda por encima de su cabeza, introdujo la derecha en el bolsillo y sujetó con fuerza el quimérico objeto, esperando a que se obrara el milagro; de repente cientos de mariposas de colores revoloteaban alrededor de la niña que saltaba y reía mientras agitaba el cazamariposas en el aire - a la vez que se desvanecía arrastrada por el dulzor narcótico de un extraño aroma que lo embriagaba todo-.

La mujer despertó envuelta en extrañas sensaciones, busco con ansias alguna prueba de lo vivido, hasta que tuvo que rendirse a la realidad, sintiéndose atrapada en un sueño del que no hubiera querido despertar jamás, un impulso irresistible le hizo llevar su mano al bolsillo de su vestido, sintiendo al instante una punzada, un hormigueo, algo así como si tuviera mariposas en el estómago...

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