Necedad
- Nadia Agustinoy
- 23 mar 2015
- 1 Min. de lectura
Caminé sola bajo la lluvia un largo tiempo, ese tiempo que no tiene cuenta, si se contase en horas no pasaban de una hora y media, si se contara por pensamientos, pasaron más de un millón; ese tiempo caminé y mientras las gotas caían mis pensamientos me enloquecían.
Flaco y pálido estaba mi cuerpo, aun creo que es por la anemia y no por la tristeza. Me mire por el reflejo de una vidriera y caminé, eran tantos los pensamientos que me aturdían que grite, grité bien fuerte, y baile bajo la lluvia festejando mi alivio mientras algo impacto muy fuerte en mí.
Y en aquel segundo comprendí que podría haber sido feliz.

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